Sus padres fueron el coronel limeño José Manuel Gálvez Paz y
María Micaela Egúsquiza y Aristizábal. Sus primeros estudios los hizo en el
Colegio Central de Ciencias y Artes de su ciudad natal, regentado por el
presbítero Juan Pío Burga. Culminado sus estudios, ayudó por algún tiempo a su
padre en las labores de su hacienda
En 1842, cuando ya tenía 22 años, se trasladó a Lima,
matriculándose en el convictorio de San Carlos, cuyo rector era el famoso
clérigo Bartolomé Herrera. Se graduó de bachiller en Sagrados Cánones en 1843 y
se recibió de abogado en 1845. Durante cinco años ejerció su profesión en la
zona de Cerro de Pasco y Tarma (sierra central).
En 1850 volvió a Lima, y se incorporó al Colegio Nacional
Nuestra Señora de Guadalupe como profesor de Filosofía Moral, Psicología,
Lógica y Teodicea. En 1852 fue nombrado director del mismo en reemplazo de su
hermano Pedro Gálvez e imprimió una acentuada tendencia liberal en los
estudios, contrastando con la orientación conservadora seguida en el
convictorio carolino.
Dejó la docencia para incorporarse a la revolución iniciada por
el general Ramón Castilla, en Arequipa, y contribuyó a decidir la abolición del
tributo de los indígenas y la emancipación de los esclavos (1854), por las
cuales había abogado teóricamente en sus clases.
Triunfante la revolución en la
batalla de La Palma (5 de enero de 1855), fue nombrado rector del convictorio
de San Carlos, y durante su gestión se esforzó por contrarrestar la influencia
de Herrera.
Luego fue elegido diputado por la provincia de Jauja,
pasando a integrar la Convención Nacional de 1855, convocada para dar una nueva
Constitución, en reemplazo de la de 1839. Al instalarse dicha Convención el 13
de julio de 1855, Gálvez fue elegido como Secretario, siendo reelegido en las
sucesivas elecciones de 1° de setiembre, 1° de octubre y 1° de noviembre,
desempeñando el cargo hasta el 30 de este mes. El 1° de febrero de 1856 fue
elegido Presidente, cargo que desempeñó hasta el 28 del mes referido, siendo
reelegido hasta en dos oportunidades más. Luego de arduos debates, los
convencionales dieron la Constitución Liberal de 1856.
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