Hijo de José Apolinario Olaya y Cordoba y Melchora Balandra,
tuvo 11 hermanos. En la lucha por la Independencia del Perú, el prócer
participó como emisario secreto llevando mensajes, entre el gobierno del Callao
y los patriotas de Lima a nado. Fue descubierto, apresado, sometido a tormento
y condenado a muerte; a pesar de las torturas, nunca reveló su misión y
prefirió tragarse las cartas encomendadas para la misión. La independencia del
Perú, declarada por primera vez en Huaura en el mes de noviembre de 1820 y el
28 de julio 1821 en Lima, solamente se había hecho efectiva en Lima y en el
norte; pero Cuzco, la sierra central y el sur aún estaban bajo el dominio del
ejército realista.
Cuando José de San Martín reconoció el poco apoyo que le dan
las fuerzas políticas y militares, renunció ante el Congreso Constituyente de
1822.
El congreso nombró como Presidente de la República a José de la Riva
Agüero y presidente del Congreso a Francisco Xavier de Luna Pizarro. El
ejército realista, aprovechando que las tropas patriotas se encontraban lejos,
tomó Lima y los miembros del Congreso se sintieron obligados a refugiarse en la
Fortaleza del Real Felipe en el Callao. Es en este escenario donde José Olaya,
pescador de oficio, no dudó en servir de nexo entre las naves de la Escuadra
Libertadora y los soldados de las fuerzas patriotas (argentinos, chilenos y peruanos)
ubicadas en Lima, aunque eso significara recorrer campos y cruzar el mar
nadando.
Apresado por el ejército realista, lo torturaron con el fin
de obtener información sobre las fuerzas patriotas. José Olaya Balandra no se
amilanó ante el dolor. Sufrió los doscientos palazos y los doscientos latigazos
que le aplicaron, no cediendo aún cuando le arrancaron las uñas. Finalmente, en
la mañana del 29 de junio de 1823 pronunció la frase Si mil vidas tuviera
gustoso las daría por mi patria y luego fue fusilado en el pasaje de la Plaza
Mayor de Lima que ahora tiene su nombre: Pasaje Olaya.
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